Como una rueda La ciudad de Babel es la noria, que representa muchas cosas: la luz, la sombra y el eterno retorno, como lo pensó Nietzsche y, mi héroe, o mejor, mi antihéroe, Emiliano Isaías Gamboa, una brizna insignificante en el engranaje de esa máquina, que prefigura el tiempo con sus fantasmas y sus ilusiones de un mundo que simboliza el paraíso y el infierno terrenal de una época histórica que, curiosamente, parece haber sido borrada del mapa mental junto con sus habitantes.