Cosas que debes saber

Me lanzó una serie de preguntas como cohetes, como pequeñas granadas de mano. Las esquivé y eludí; contesté lo mejor que pude. Era

Aquél era mi quinto verano en la casa de mi padre, seis años después de que mis padres se divorciaron y tres desde que mi madre se volvió a casar; era el verano del 79, el verano en el que tenía doce años, el verano en el que el mundo casi deja de girar sobre su eje.

El concepto es sentir que se tiene control –interviene ella, intentando poner orden en la reunión–. Se

por los chicos, por los hombres, por su novio, por su abuela, por los fracasos de su familia y por sus defectos personales, que la han llevado a aquella situación

cabeza?
–Sigue esta luz con los ojos.
–Mírame. ¿Me puedes mirar?
El hombre se vuelve.

Cuando acaban, se sienten avergonzados, abochornados, como dos desconocidos. Recogen su ropa, se van deprisa hacia el coche y desaparecen en la noche.

condón puesto, ella siente que su cuerpo se abre. En cuanto la chica está sobre él, ella se lo monta por su cuenta y se pone caliente. Quiere estar preparad

conocer todavía el fracaso.

limpia, a blanco, como la lejía. Cuando te huelo, se me dilatan las narices, se me abren los ojos.
–Quítate la camisa –le dice la chica.

–La saliva de la golondrina –dice moviendo los brazos.

La señora Ha se busca dinero en los bolsillos, no encuentra nada y me mira como para preguntarme: ¿puedo comprarlo?

–Claro, ¿por qué no