El libro aborda la relación entre la escuela y la familia en tanto instituciones sociales que comparten la misión de acompañar y generar aprendizajes en las nuevas generaciones. Los sujetos de la educación están en la intersección de ambas: son los hijos/as para una, y alumnos/as para la otra.
Hasta hace pocos años, las familias contaban con elementos de solidez propios, que les permitían acompañar a sus hijos a través de la escolaridad. En la actualidad, los grupos familiares poseen estructuras diferentes y están inmersos en una sociedad de cambios rápidos, constantes y profundos. El sistema educativo también ingresó en crisis. Las instituciones educativas han ido perdiendo su capacidad socializadora y de responder a las demandas sociales del momento. En las escuelas se visualizan situaciones de intolerancia, discriminación, violencia entre los alumnos, en lugar de actitudes de respeto por el otro, de encuentro y de participación. Todo ello provocó un distanciamiento entre la escuela y la familia; aunque su relación debiera ser de confianza, enmarcada por una actitud de responsabilidad compartida y complementaria en la tarea de educar, se manifiesta distanciamiento, resquemores y desconfianza mutua.
Este libro busca entretejer los hilos de las narrativas de la familia y la escuela en torno a las miradas que cada institución tiene sobre la otra y sobre sí misma. Es una invitación para comprender mejor cómo se establece la relación entre estas instituciones.