Después de veintidós años, el sentimiento de culpa no ha abandonado a Ellie, que era una niña cuando su hermana mayor fue asesinada: ella conocía el lugar secreto donde Andrea solía reunirse con sus amigos y tardó horas en revelárselo a sus padres. Aunque siempre proclamó su inocencia. Rob Westerfield, hijo de la familia más rica de la zona, fue condenado a prisión. Ahora van a concederle la libertad condicional, y afirma que podrá probar que él no cometió aquel asesinato. Pero Ellie sabe que sólo pudo ser él, y que ha de buscar nuevas pruebas de su culpabilidad… aunque ignora que alguien está dispuesto a impedírselo.