porque el niño de la profecía, aquella que decía que el hijo que saliera del vientre de Tetis sería mejor que su padre, ya había nacido. Zeus, que la había cortejado de modo imprudente, tendría que agradecerle por siempre el sacrificio que ella había aceptado, humillándose a yacer con un mortal para evitar el advenimiento de un dios superior.