—Corté con ella en la fiesta.
—No estaba en la fiesta —dije.
—No, pero, como no estábamos en el siglo XVII, tenía un teléfono.
—¿Llamaste a tu novia desde una fiesta y la dejaste? —exclamé—. Pero ¿por qué?
Me miró con los ojos entrecerrados.
—¿Por qué crees tú, January?