El libro aporta un conocimiento sustantivo sobre la evolución de las estructuras de poder de tres municipios. Se trata de un trabajo minucioso, bien documentado, finamente analizado, que nos evita las fáciles generalizaciones que suelen hacerse a menudo cuando no se tiene la cantidad y calidad de datos que nos permite ver las diferencias dentro de patrones comunes. Por otro lado, el material presentado es de tal calidad que nos incita a buscar comparaciones con otros municipios de otras regiones del país.
El autor trata de responder a un problema de alcance general que, sin embargo, lo concreta en una realidad empírica delimitada y bien acotada. El problema general alude al impacto diferencial que reciben las estructuras de poder subordinadas por parte de una estructura subordinante. La tentación de los analistas es fijar su atención sólo en la estructura mayor y hacer caso omiso de las estructuras menores, como si fueran iguales.
Nuestro autor, por el contrario, está atento tanto a una como a las otras. Estudia estas últimas con una potente lupa para mostrarnos las diferencias significativas en sus estructuras de poder. Dos realidades se confrontan e interactúan a través del texto: realidad espacial: Tres municipios del sur del estado de México: Tenancingo (chayotes), Villa Guerrero (burros), Zumpahuacán (machetes). Realidad temporal: el siglo XX, dividido en tres cómodos y fácilmente justificados períodos: 1900–1940: finales del porfiriato, revolución, cristiada y reparto agrario; 1940–1970: la búsqueda de la paz, estructuración de la estabilidad política, intermediarismo; 1970–2000, crisis y continuidad.