Existe un grave riesgo en la enseñanza de la teoría de la «nada» del hombre, la teoría de que el hombre es resultado de las condiciones biológicas, psicológicas y sociológicas, o dicho de otra forma, producto de la herencia y del ambiente. Esta concepción del hombre lo convierte en un robot, no en un ser humano. El fatalismo neurótico se alimenta y fortalece por una psicoterapia que niega la libertad del hombre