El caso Belén ha puesto al descubierto que nuestro Sistema Penitenciario tenía una presa por aborto, aunque sus Jueces se nieguen a nombrar así. El caso Belén desnuda un reducto judicial patriarcal que obra guiado por “prejuicios” estereotipados de género y cosmovisiones personales afines con los sectores fundamentalistas de la Iglesia Católica, más que por el respeto a los derechos. ¡Claro que el caso de Belén es político! El caso de Belén es político porque muestra descarnadamente desigualdad social, injusticias de clase, selectividad del derecho penal y ciudadanía debilitada para las mujeres de sectores populares. El caso de Belén también es político porque desenmascara una tríada de poder compuesta por la salud, la policía y el Poder Judicial para criminalizar eventos obstétricos. Pero el caso de Belén es político, sobre todo, porque las mujeres pudimos organizarnos en un grito conjunto y nacional: "Libertad para Belén”.