In vitro

El parto es como el mar, dice la doula. No te atrevas a darle la espalda.

Ser madre es intercambiar tu trascendencia pública por una serie de significados íntimos, dice Rachel Cusk. Por muy preparada que esté una mujer, la transformación es radical y súbita: todo lo que le ha ocurrido desde su nacimiento hasta el momento del parto cobra nuevo sentido.

El parto es el naufragio de una gran pecera que de pronto revienta y puebla el territorio. ¿Qué territorio? Uno del que no existen mapas y que atravieso no como madre, sino como hija de mí misma

Quiero decirlo todo y saberlo todo y escucharlo todo, romper con el pacto de silencio que mantiene en aislamiento los temas dolorosos relacionados con la maternidad

Una pregunta de Muriel Rukeyser: ¿Qué pasaría si una mujer dijera la verdad sobre su vida?
Una respuesta: el mundo se abriría en dos.

Cuando nació su hijo, Sarah Manguso dejó de escribir el diario que llevaba desde la adolescencia. Él me necesitaba más a mí de lo que yo necesitaba escribir sobre él. Por eso escribo estas líneas antes de que llegue el tsunami.

Si lo dices te rompes, pero si no lo dices te rompes.

Estoy en casa de una amiga al momento de recibir la llamada, y sobre el espejo de ese baño ajeno pongo las manos para ahogar un grito. Estar esperando es el término que mejor describe el embarazo: la dicha se mezcla con la expectación constante de las películas de fantasmas, cuando el personaje principal camina a tientas por un pasillo oscuro esperando a que un espanto le salte desde el techo. El miedo se convierte en el único lenguaje que soy capaz de hablar.

Perdí a mi madre varios meses antes de su muerte y gané a mi hija mucho antes del día que nació. Nos gusta decir que las cosas suceden a su tiempo, que pasan por algo, pero la verdad es que nunca estamos preparados para nada.

¿No es la maternidad una manera de desaparecer, no nos obliga a hacernos a un lado?
Quiero tener un hijo para ser invisible.