Los cuentos de esta antología cuestionan esa normalidad y atentan contra la legitimidad política, social y cultural del Estado. Son las formas diversas por las cuales este se presenta en la sociedad porque no puede ocultar ni reducir la prosa a un ejercicio de retórica. Los cuentos de esta antología desmienten la retórica de la narrativa instrumental que repite el ejercicio de estilo porque la fórmula funciona. El cuento como lo conocíamos terminó cuando la modernidad entró en crisis. Porque la crisis motivó formas, sentidos y voces inéditas que buscan dar cuenta de una realidad porosa y contradictoria. El Estado y el estado del cuento en América Latina hasta hace veinte años han necesitado que no exista la contradicción porque el sentido buscado era lo homogéneo, lo sólido y lo tranquilo.