Meditando, publicado en 1881, es un ensayo donde el autor ejerce como espectador a un acto religioso en un viernes santo.
Este será el escenario donde fluirán polémicas reflexiones hasta el punto de ser acusado de promover una «educación sin Dios», cuando en realidad perseguía establecer una metodología que desechara el aprendizaje memorístico y privilegiara el uso de la razón.
«Las nunca silenciosas campanas están mudas»; al pasar una niña exclama "¡Pobrecita! ¡Mil, cien mil veces pobrecita la precoz adolescente! Allí va, contrastando los desnudos brazos blancos, la flotante cabellera rubia, con el profundo color negro de su traje. Va tan resuelta que parece que va conquistando el porvenir…"