Recuerdo una entrevista a Clint Eastwood en la que le preguntaban por su truco para, a su edad, seguir estando en forma y continuar haciendo extraordinarias películas cada año. Y contestó que su truco para mantenerse a tono física y mentalmente era, sencillamente, hacer cada día una flexión más que el día anterior. Cada día. Una flexión más que el día anterior. Batir cada día tu límite, por pequeño que fuera. Y el día que no puedes cumplir, volver a empezar. Y esta férrea disciplina, esta forma de superarse poco a poco cada día, lo aplicaba a todas las facetas de su vida. Por eso Clint es un genio, ha ganado varios Óscar, ha rodado películas de todos los géneros, fue alcalde de Carmel, no para de reinventarse a sus ochenta y cuatro años, puede permitirse echar la bronca a Obama y tiene un hijo que me parece guapo hasta a mí.