creen en la vida. -¿Por qué?
– Porque, ¿ve usted? Dios, sea el Dios que fuere y de la gente que fuere, es la concepción individual más alta que se puede imaginar. Y todo aquel que pone su más alta concepción por encima de sí mismo y de sus propias posibilidades, se estima poco y no da importancia a su vida. No es un don frecuente, ¿sabe usted?, este de mirar con reverencia la vida propia de uno y desear cuanto hay de más alto, más grande y mejor… para sí mismo. Imaginar un cielo, no soñarlo, sino pedirlo. -Es usted una muchacha muy rara.
– ¿Ve usted? Usted y yo creemos en la vida. Pero usted desea combatir por ella, matar por ella, tal vez morir por ella si es necesario. Yo me contento con vivirla.