La palabra Éter hace alusión a aquel elemento que todo lo permea, que es aún más brillante que el aire y donde todo nace, se mantiene y se transforma. Simboliza la luz que se expande, nacida de la oscuridad. El éter representa lo intangible, lo sin forma que fluye desde las profundidades del Universo. Es un elemento que está identificado con el espacio, el más sutil de todos y aquel que nos abraza, que nos compone y nos rodea, del que surgimos y al que volvemos.
Este manuscrito es un reflejo de este simbolismo, es un trabajo de integración de todas nuestras partes, una invitación a la reflexión y al autodescubrimiento personal cuyo más profundo fin es traernos a la conciencia profunda de lo que es. Una propuesta para trascender los procesos mentales tales como las suposiciones, las expectativas y las proyecciones, y un sendero directo al ser que da luz a nuestra vida.
Haciendo simple lo complejo y observando la complejidad de lo simple, ejercitando la disciplina de darnos espacio para conocernos, es que aparece Éter en nuestro camino. Nosotros mismos somos nuestro más preciado proyecto, fuente de asombro y autoconocimiento. Si hoy te miraras al espejo, ¿qué sensaciones te devolvería tu reflejo?
Conocer nuestro ser es la vía directa a la expansión de nuestro corazón, ¿nos acompañamos en este proceso?