Jed sabía mucho de caballos y un poco de mujeres, pero quizás por haber sido un hijo ilegítimo que había tenido que pasar mucho tiempo solo, lo que jamás conseguiría entender sería el concepto de familia.
Eso quería decir que la atracción que sentía por Beth Kennedy, una guapa y rica ranchera, era simplemente eso, atracción sin futuro alguno… nunca habría una casa bonita y llena de niños.
Así que Jed prometió que enseñaría a Beth a ser la mejor jinete de rodeos del mundo, y él seguiría viviendo solo… A no ser que encontrara un lugar al que poder llamar hogar…