Creo que por eso he llegado yo al liberalismo. El liberalismo cree que el poder es un peligro y que por eso el poder debe ser diluido, dispersado, pulverizado en la sociedad, por eso yo creo profundamente que la mejor defensa que tienen los hombres contra ese peligro para el individuo, para el sueño y la fantasía del individuo es diluir, dispersar el poder, convertir el poder en algo que está tan diluido en una sociedad que nadie, ningún grupo, ningún partido puede realmente subordinar todos los otros a su capricho, a su voluntad (Gallagher 1989: 92)