Cuando eras niño, tu madre me confesó que mataría para salvarte. Matarías a otro ser humano para que él pudiera vivir, repetí. Sí, confirmó ella. ¿Y también dejarías morir a cinco personas para que él viviera?, pregunté. Sí, repuso ella. ¿A cien?, repliqué. No contestó, pero su mirada se volvió fría y dura. ¿A mil? Se alej