Palabras radiantes

! —gritó, poniéndose en pie de un salto—. ¡Ja! Eh, Chilinko, vuelve aquí. ¡Tengo que pegarte a la pared!

! —gritó, poniéndose en pie de un salto—. ¡Ja! Eh, Chilinko, vuelve aquí. ¡Tengo que pegarte a la pared!

! —gritó, poniéndose en pie de un salto—. ¡Ja! Eh, Chilinko, vuelve aquí. ¡Tengo que pegarte a la pared!

Quedaron cara a cara y giraron, mirándose a los ojos, sus lanzamientos los hacían atravesar las nubes.

Quedaron cara a cara y giraron, mirándose a los ojos, sus lanzamientos los hacían atravesar las nubes.

—Lo enviaste a morir al cielo, asesino —dijo Kaladin, la luz tormentosa brotando de sus labios—, pero el cielo y los vientos son míos. Los reclamo, como reclamo ahora tu vida.

—Lo enviaste a morir al cielo, asesino —dijo Kaladin, la luz tormentosa brotando de sus labios—, pero el cielo y los vientos son míos. Los reclamo, como reclamo ahora tu vida.

Es mío! —dijo una voz femenina—. Lo reclamo.»

TRAICIONÓ SU JURAMENTO.

Es mío! —dijo una voz femenina—. Lo reclamo.»

TRAICIONÓ SU JURAMENTO.

PLANTEAS EXIGENCIAS A MÍ, TU DIOS?