La piedra de la paciencia

Afuera, unos lloran, otros gritan, y algunos disparan sus kalashnikovs, no se sabe dónde, ni hacia qué... disparan, disparan

Nunca he comprendido por qué para vosotros, los hombres, el orgullo está tan ligado a la sangre

imagina, estar prometida durante casi un año, y casada durante tres años con un hombre ausente, ¡está claro! Yo vivía con tu nom

Pero después de que hayáis proclamado esta nueva ley en el país, también él ha cambiado

No hay baba. No hay sabor. Avanza, penetra en la boca. Y es tragada

sin embargo, él ha luchado durante mucho tiempo en tu nombre. Por la Yihad

que no pensaste ni por un momento en nosotras mientras empuñabas tu puto kalashnikov

Calma y serena, comienza: «No he ido a ver al sabio hakim, ni al mulá. Mi tía me lo ha prohibido. Asegura que no estoy loca ni poseída. Que no estoy habitada por un demonio. Que lo que digo, lo que hago, me lo dicta una voz de lo alto, es ella quien me guía. Esta voz que emerge de mi garganta es la voz sepultada desde hace miles de años».

Los hombres como él tienen miedo de las putas. ¿Y sabes por qué? Voy a decírtelo, mi sangue sabur: cuando os folláis a una puta, ya no domináis su cuerpo. No es más que un intercambio. Vosotros le dais dinero, ella os da placer.

«¡Sangue sabur!». Se sobresalta: «Ése es el nombre de la piedra: sangue sabur, ¡la piedra de la paciencia!, ¡la piedra mágica!»,