Elisabeth, una bella joven, se ve obligada a trabajar en un teatro ínfimo para sostener a su pintoresca familia, los Prior.
Protegida por un huésped de su madre, el solterón que relata los hechos, entra a trabajar como institutriz en la casa de su rico amigo Lovel, que enviuda al poco tiempo.
Por la casa desfila una galería de personajes (la madre y la suegra de Lovel, su cuñado, sus dos hijos, la madre de Elisabeth, los criados de unos y otros e incluso el recuerdo del capitán Prior) que sirven a nuestro autor para caracterizar, con una ironía y escepticismo insuperables, los tipos humanos de su época, que podemos ver calcados en la actual.