El autor describe la intimidad humana y su apertura a Dios: la libertad personal y la esperanza, el conocer personal y la fe, el amor personal y la caridad, así como la belleza íntima como reunión de estas realidades. ¿Cómo accede la persona a su propia intimidad? ¿Qué obstáculos pueden impedírselo? ¿Qué implica tener un destino?
La persona se descubre como un “tesoro inagotable”; un “amar que se entrega inerme cuando llega al mundo”; una “luz o conocer transparente”; una “libertad " cuya finalidad carece de límites; una “coexistencia con Dios” llamada a crecer, también mediante nuestros semejantes.