El futuro del país no está en las manos de nuestros gobernantes ni de quienes se oponen. Mucho menos de los negociadores y agentes externos. Está en las manos de una nueva ciudadanía, consciente y movilizada.Muchos venezolanos que nacieron antes de los años 90 estaban acostumbrados a escuchar el concepto de ciudadano, la mayoría de las veces mal usado, o vaciado de su significado.Pero con el tiempo fue desapareciendo. Y en el camino, según alega Gustavo Coronel en su libro Una fábrica de ciudadanos: bases para la reconstrucción de Venezuela, que lanza al mercado la Editorial Dahbar, “el concepto de ciudadanía ha sido prostituido por el régimen de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. En lugar de elevar las clases bajas al nivel de las clases medias, el régimen ha nivelado la clase media hacia abajo, empobreciéndola y sometiéndola a intolerables humillaciones”.Según el autor, “ello ha conducido a una masiva emigración que se va acercando al 20% de la población. La sumisión de muchos venezolanos al régimen ha terminado por quitarle mucho sentido al término de ciudadano. La larga y obsesiva búsqueda de la igualdad y de los derechos ciudadanos por parte del pueblo ha sido aprovechada por el régimen populista y dictatorial del chavismo, para convertir a muchos compatriotas en seres sumisos, al prometerles igualdad y derechos que nunca pensaron darles”.Para Coronel, una gran tragedia venezolana ha sido la carencia de “una masa crítica de buenos ciudadanos activos”. El autor parte de Grecia y Roma para resumir la evolución del concepto de ciudadanía, así como la misma construcción interrumpida de la ciudadanía en Venezuela desde las conquistas democráticas y educativas del siglo XX.Conoce más sobre nuestro autor, leyendo esta entrevista realizada por Carolina Jaimes Branger.