Es sabido que EE. UU. mantiene un importante volumen de deuda exterior con China como resultado de haberle comprado a China durante años más bienes y servicios de los que le ha vendido. Mosler cree que EE. UU. puede financiar permanentemente ese déficit comercial imprimiendo dólares; esto es, a su juicio, la deuda comercial que los estadounidenses mantienen con los chinos es perfectamente pagable sin castigar a las generaciones futuras: cuando esta deuda exterior venza, los EE. UU. simplemente tendrán que imprimir los dólares necesarios para amortizarla (esto es, sustituir la imposición a plazo fijo que China mantiene en la Fed por una cuenta corriente de China en la Fed) y, a partir de ahí, los ciudadanos chinos podrán comprar cualesquiera bienes estadounidenses que estén a la venta. Nada de ello, dice Mosler, afecta a la riqueza de los ciudadanos estadounidenses: la deuda pública y exterior se pueden pagar sin empobrecer a las generaciones venideras.