A lo largo de los cinco capítulos que conforman su trabajo doctoral, el padre Hernán Enríquez Rosas, de la mano de Maritain, nos conduce al descubrimiento y a la valoración no solo de la esencia de la persona humana, llamada a vivir en comunión solidaria con los demás, sino también a enfatizar los ineludibles requerimientos educativos que brotan de este maravilloso descubrimiento. El espíritu y las actitudes democráticas son educables y requieren ser educadas, a fin de que el «bien común» pueda ser alcanzado con el aporte responsable de todos. En este sentido, la educación se convierte en un factor clave de comunión y de espíritu democrático.