Algo malo acecha en el bosque, en las afueras de la ciudad.
Vive en las sombras y ataca sin previo aviso, siempre con el mismo objetivo: mutilar, matar y devorar a su muerte.
Es un monstruo con un anhelo caníbal por la carne humana y un apetito sexual que aparentemente no puede ser saciado. Ninguna víctima queda viva, y los restos dispersos divulgan muy poco al patólogo policial.
A medida que aumenta el recuento de cadáveres, el superintendente a cargo de la investigación recurre a medidas desesperadas. Pero pronto, se hace evidente que la policía ha subestimado lamentablemente a su sospechoso. Un error que les costará caro.