Un dragón que acaba de volar sobre un pequeño muro continúa elevándose en el aire para tener una mejor perspectiva de lo que está ocurriendo.
Y de pronto lo ve: bajo la lluvia un cuerpo permanece inmóvil sobre las vías de un tren que está a punto de llevárselo por delante.
Sabe que jamás llegará a tiempo, y aun así despliega sus alas gigantes para volar lo más rápido posible, y grita, y escupe fuego, y rabia, y miedo…
Sabe también que no es el tren el que va a llevarse por delante la vida de ese chico, ni siquiera es MM el culpable; no, los que van a acabar con una vida que apenas ha podido estrenarse son todos los que han mirado pero han preferido no ver; también toda esa gente que ni siquiera ha querido mirar. Sabe que uno no es invisible si los demás no le ayudan a serlo.
Y aun así, aun sabiendo que no va a llegar a tiempo, el dragón continúa volando todo lo rápido que puede.