Celebrar el arte y la interpretación como prácticas capaces de abordar los desafíos sociales es lo que propone Doris Sommer en este libro. Para refrescar el compromiso de las humanidades con el mundo más allá de las aulas, a lo largo de los capítulos ofrece muestras de proyectos reformistas que inspiran fe en lo posible porque logran metas que hubieran sido inalcanzables sin arte.
Los casos incluyen iniciativas de arriba hacia abajo –como los de Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, Colombia y movimientos de abajo hacia arriba como el Teatro Oprimido creado por el brasileño Augusto Boal–. Asimismo, la propia iniciativa de Sommer, Pre-Textos, es un proyecto de alfabetización en zonas de pocos recursos materiales, que cuenta con las artes populares para interpretar cualquier texto; de este modo desarrolla destrezas tanto intelectuales como cívicas.
Con la consigna “todos somos agentes culturales”,
El arte obra en el mundo demuestra la urgente actualidad de la educación estética propuesta por Friedrich Schiller para evitar la violencia y lograr la ilustración. El libro de Sommer es un llamado a la acción y una invitación a jugar.