Slavoj Zizek,Boris Gunjevic

El dolor de Dios

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  • Jonathan Salashas quoted6 years ago
    El conocimiento perfecto no es elitista. Su perfección procede de que, pese a ser siempre accesible a todos, resiste la atracción del populismo.
  • Alberto Corderohas quoted7 years ago
    La historia, bien documentada, de la protección institucional dada por la Iglesia católica a los sacerdotes pederastas es otro buen ejemplo de que, si Dios existe, todo está permitido (para quienes se legitiman a sí mismos como sus sirvientes)
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    Para hacer feliz a la gente, el inquisidor y la Iglesia siguen «al sabio y temible espíritu de la destrucción y la muerte»: el demonio, el único que puede proporcionar los instrumentos para acabar con el sufrimiento humano y unir a todo el mundo bajo el estandarte de la Iglesia. La multitud debe ser guiada por esos pocos que son lo bastante fuertes para asumir la carga de la libertad; solo así la humanidad entera podrá vivir y morir felizmente en la ignorancia. Esos pocos son los verdaderos mártires y dedican su vida a proteger a la humanidad de tener que enfrentarse al libre albedrío. Por eso, cuando el demonio tentó a Jesucristo en el desierto, este hizo mal en rechazar la propuesta de que las piedras se convirtieran en panes: la gente seguirá siempre a quienes llenen su estómago. Jesucristo resistió a la tentación diciendo: «No solo de pan vive el hombre»; con ello pasó por alto que para exigir a los hombres que sean virtuosos, primero hay que alimentarlos
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    En una sociedad dominada por la Inquisición, desde luego no está permitido todo: Dios obra aquí no como fuente de libertad, sino como un poder supremo que constriñe nuestra libertad. El sentido de la parábola del Gran Inquisidor radica precisamente en que dicha sociedad destruye el propio mensaje de Jesucristo: si habitara en ella, lo quemarían por ser un peligro mortal para la felicidad y el orden públicos, dado que entregó a la gente el don (que resulta ser una pesada carga) de la libertad y la responsabilidad. La pretensión implícita de que, si Dios no existe, todo está permitido, resulta ser entonces mucho más ambigua. Merece la pena examinar con mayor detenimiento esta parte de Los hermanos Karamázov, la larga conversación del libro quinto que mantienen Iván y Aliosha en un restaurante. Iván le cuenta a Aliosha una historia que se le ha ocurrido sobre el Gran Inquisidor: Jesucristo vuelve a la Tierra en Sevilla en los tiempos de la Inquisición; tras obrar varios milagros, el pueblo lo reconoce y lo adora, pero la Inquisición se apresta a detenerlo y lo sentencia a morir en la hoguera al día siguiente. El Gran Inquisidor va a verlo a su celda para decirle que la Iglesia ya no lo necesita: su vuelta es un impedimento para la misión de la Iglesia, que consiste en hacer feliz a la gente. Jesucristo ha juzgado mal la naturaleza humana: la inmensa mayoría de la humanidad no sabe utilizar la libertad que les ha dado; al dar a los seres humanos libertad para elegir, Jesucristo ha hecho imposible la redención de la mayor parte de la humanidad y la ha condenado al sufrimiento.
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    En ausencia de criterios éticos externos a tu creencia en Dios y a tu amor por Él, siempre hay el peligro de que utilices tu amor a Dios como una legitimación para cometer los actos más horrendos.
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    Si amas a Dios, puedes hacer lo que te plazca, porque, si haces algo malo, eso prueba que, en realidad, no amas a Dios. Sin embargo, la ambigüedad persiste, dado que no hay ninguna garantía externa a tu creencia acerca de lo que Dios quiere de verdad que hagas.
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    Por supuesto, la trampa está en que, si de verdad amas a Dios, entonces querrás lo que quiera Él: lo que le guste a Él te gustará a ti, y lo que le disguste te hará desgraciado. No es que puedas «hacer todo lo que quieras»: si tu amor por Dios es auténtico, garantiza que todo lo que quieras hacer se atendrá a los más altos criterios morales.
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    Por último, no debemos pasar por alto lo más irónico: si bien muchos de los que deploran la desintegración de los límites trascendentes se presentan como cristianos, el anhelo de un nuevo límite externo/trascendente, para un agente divino que lo impone, es profundamente no cristiano. El dios cristiano no es un dios de limitaciones trascendentes, sino un dios de amor inmanente; después de todo, Dios es amor, está presente cuando hay amor entre sus seguidores. Por tanto, no es de extrañar que algunos cristianos afirmen abiertamente la idea de Lacan según la cual, si Dios existe, todo está permitido. Esa afirmación es resultado de la idea cristiana de la superación de la Ley prohibitoria en el amor: si moras en el amor divino, no necesitas prohibiciones, puedes hacer lo que te plazca; si realmente moras en el amor divino, nunca querrás hacer ningún mal…
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    Los estalinistas no se veían como individualistas hedonistas abandonados a su libre albedrío, sino como instrumentos del progreso histórico, de una necesidad que impulsaba a la humanidad hacia el estado «más elevado» del comunismo; esta referencia a su propio Absoluto (y a su relación privilegiada con él) les permitió hacer lo que querían (o consideraban necesario). Por eso, en cuanto aparecieron grietas en su coraza protectora, el peso de sus actos se volvió intolerable para muchos comunistas, al tener que enfrentarse a sus actos como actos propios, sin el amparo de una razón histórica más elevada. Por eso, tras el discurso pronunciado en 1956 por Jrushchov en el que denunciaba los crímenes de Stalin, se suicidaron muchos cuadros: el discurso no les había informado de nada nuevo, conocían más o menos todos los hechos, pero habían quedado despojados de la legitimación histórica de sus crímenes por el Absoluto histórico del comunismo.
  • Sergio Castrohas quoted5 days ago
    Pero, ¿qué hay de las matanzas estalinistas? ¿De la liquidación extralegal de millones de personas anónimas? Es fácil comprobar que esos crímenes siempre estaban justificado por el dios sustitutivo de los estalinistas, «el Dios que fracasó», como Ignazio Silone, uno de los grandes desencantados del comunismo, lo llamó. Los estalinistas tenían su propio Dios, y por eso todo les estaba permitido. Dicho de otro modo, aquí rige la misma lógica de la violencia religiosa.
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