Jacques Rancière recuerda muy oportunamente la diferencia profunda del arkhé y del cratos, allí donde el vocabulario político es de un perfecto descuido terminológico.(4) Decimos oligarquía y aristocracia, pero sin saber exactamente por qué, y diríamos igualmente, si nos lo propusiéramos, oligocracia y aristarquía, o bien demoarquía y monocracia. Ahora bien, el arkhé es el primer principio, el origen, el fundamento, de donde vendrán, pero solamente vendrán, la autoridad, luego el mando. Cratos es la fuerza y la dominación, el poder, pero solamente como pura potencia ejercida