¿No se da cuenta de que si contamos esta historia en su biografía quedará como un monstruo?
¿Por qué? ¿Acaso nadie antes que yo, en un momento dado, ha deseado que ocurra una desgracia? Un pequeño e incontrolable deseo, una ligera sed de infortunio. Sucede más a menudo de lo que piensas, puede que no a todos, pero sí a la mayoría de la gente.
A mí nunca.
Será que a mi alrededor se han acumulado tantas desgracias que me he vuelto algo insensible. En cualquier caso, no hablo de aplastar una cabeza, ni empujar a alguien por un precipicio ni nada parecido, hablo de dejar que algo suceda. En este caso el sacrificio sería no convertirme en el héroe que salva a su mujer de una muerte segura, asumir con resignación el papel de villano.