La gran amistad que la autora de novelas policiales Ariadne Oliver mantiene con Hércules Poirot le permite acudir a él cada vez que se entera de alguna situación intrigante. Así, cuando mistress Burton-Cox se dirige a ella para que le aclare las circunstancias de la extraña muerte de los padres de Celia Revenscroft, prometida de su hijo adoptivo y ahijada de mistress Oliver, el caballeroso detective belga interviene para ayudar a su amiga, y a pesar de que el caso se remonta a muchos años atrás, lo resuelve brillantemente.