Ahora que ya bailas

No quiero conocer a tu familia,
no quiero sorpresas de cumpleaños,
no quiero elegir contigo los regalos de tus primos;
no vayas por ahí
porque no quiero perderme.

todo lo que hay después de nosotros
jamás volverá a llamarse amor.

No puedes estar ni un día entero
sin acordarte de mí.
Eso es lo que pasa
cuando intentas reemplazar tu historia
con un cuento que no vale una mierda.
Te lo digo
porque lo he comprobado,
y al amor de tu vida
no lo sustituye un polvo con cualquiera.

Tú y yo
somos iguales.
Por eso sé que te duele,
y por eso sé que jamás lo vas a gritar.
Tu silencio siempre ha sido tu mejor aliado
y mi peor enemigo.
Por eso, a cada palabra que decías,
en lugar de escucharte
te aprendía.

Y un día acabamos por explotar. Nosotros, que éramos irrompibles. Y nos hicimos ceniza y polvo. Y aun así los dos supimos siempre que el daño no importa, y que amar es de valientes, sí, pero al fin y al cabo lo único que recordaremos durante toda nuestra vida será que lo intentamos.

Y esa será nuestra mayor victoria.

Bebe, grita, sé feliz en cantidades industriales, busca no ponerles interrogantes a las cosas, porque cuando más magia tienen es cuando no existen respuestas

En todo eso pienso,

pues tú das para pensar en mucho,

para volverse loco

pero, como me pasa siempre,

cuando Nadie se convierte en Alguien,

callo, sonrío,

y no te digo nada.

Qué guapa estás enseñándoles la lengua, faltándoles el respeto a todos aquellos que te han faltado el respeto.

No éramos un juego, no, probablemente nos queríamos mucho más que todos aquellos que se juran amor eterno después de cada beso, los que se llevan flores y cenan en familia; pero no nos hacía falta decírnoslo porque yo lo sabía cada vez que te reías, tú lo sabías cada vez que te hacía reír.

Tú tan tuya y yo tan mío que nunca nos dijimos «siempre», que nunca nos dijimos «juntos», porque sabíamos que eso era mentirnos y nosotros solamente creíamos en las verdades que surgían de un día para otro, en los planes improvisados. Vivíamos sin reglas y ambos éramos conscientes de que nadie sería capaz de incumplirlas con más arte.

Lo que tú vales no se traduce en lo que tienes, sino en lo que das

recuerda: si no ha sabido quererte antes, no lo va a hacer ahora