Hay acontecimientos y figuras históricas cuyas vidas y logros han sido distorsionados y vilificados por las leyendas de ciertos sectores de la memoria colectiva hasta tal punto que la verdad histórica ha quedado oscurecida u olvidada, incluso cuando está respaldada por evidencia empírica. Tal es el caso de dos de las figuras más relevantes de la política argentina durante 1916 y 1938: Hipólito Yrigoyen y Agustín P. Justo.
La Argentina de la década de 1930 era un país admirado, respetado, temido y envidiado por sus vecinos. A nivel cultural, por su grado de alfabetización, y a nivel económico, industrial y militar porque se hallaba a la cabeza no solo de Sudamérica, sino también de toda América Latina. La Argentina de aquel entonces era, como lo han afirmado autores argentinos y extranjeros, un país opulento. ¿Dónde está hoy aquel país? Al decir de Margaret Mitchell, «si queréis hallarlo, buscadlo en los libros de historia. Es una civilización que el viento se llevó". Tras intentos anteriores, en los que incluso abordaría comparaciones clásicas con otras experiencias nacionales, el autor retoma el tema del enigma o “misterio” argentino procurando llamar la atención sobre aspectos humanos, culturales, relacionales, internacionales, políticos, económicos y sociales que conforman una trama múltiple y lo hacen remontar a los orígenes formativos, el posterior aluvión inmigratorio, los logros y las transformaciones y convulsiones posteriores que concluyeron en una inocultable declinación, que hace tiempo no solo ha concitado la preocupación de propios, sino también, y en no pocos casos, de extraños “premios nobel, estudiosos, personalidades, literatos” que lo han registrado con expresiones aleccionadoras y también indelebles. Ello permite evocar un recorrido que conecte el arribo inicial y posterior de fragmentos o desprendimientos primariamente europeos, luego diversificados, y la evolución acaecida hasta una frustrante contemporaneidad, donde un pasado de inmigración ya ha conocido expresiones de lo opuesto.