Ahora bien, como dice el proverbio, el flujo del agua ha regresado al río, el círculo se ha cerrado y yo he vuelto aquí. Los días son largos y espléndidos, y puedo pasearme a mis anchas. Mientras la ventana siga abierta y mis ojos estén despiertos, la soledad no entristecerá mi alma. Qué lástima que a los muertos no se les permita hablar. Tienen algo que decir, estoy segura de ello.