Como siempre, Verdon te deja satisfecho con una trama sólida, muchos argumentos valederos que después resultan inválidados y unos personajes coherentes y complementarios.
Me parece excelente esto último. Un Hardwick que comparte algunos valores con Gurney, pero una moral más relajada, unido a su fiabilidad e inteligencia. Una Madeleine que lo sostiene, detiene y alienta, y, por supuesto, los malvados, brillantes y amorales enemigos.
Por un lado muy clásico y por otro con ingeniosas tramas que, poco a poco vas esperando, pues apuesta siempre a darte muchas pistas y después, desorientado el lector, mostrarte que lo simple es lo correcto.
Espero que Verdon continúe dándome el placer de leerlo.