El Enigma de la Esfera

Ella no llevaba un diario, no se atrevió a hacerlo, pero a veces los libros son nuestros confesores personales. Nos identificamos con ellos y buscamos la manera de que respondan a nuestras preguntas.

Proyectan ahí sus necesidades, su miedos… Además son desesperados, lo quieren todo y ya. Y son temerarios, lo dan todo y ya… Por lo mismo se pierden muy rápido. Pero hay algunos más astutos que otros, como Aurora.

La fe es esperanzadora aunque nada parezca terminar definitivamente, aunque siempre siga ahí lo que nos perturba.

Desde ese día lo obtuve: veo a la gente como es de verdad y supe que debajo de esa debilidad había otra cosa, algo que podía amenazarme e incluso vencerme.

Así fue, mientras cruzaba la calle algo muy extraño me recorrió la espalda, un escalofrío. Luego ese mareo interior, esa sensación de abandonarme y de llenarme de poder, de fuerza. ¿Cómo explicarlo? Me sentí invencible

La calle desierta. Sí, como en esas historias donde sólo tú estás frente a lo siniestro