Yo soy (y, a este lado de la resurrección, solo seré) una criatura de barro. Descansaré, satisfecho, en mi debilidad como criatura; usaré los medios que Dios me ha dado para seguir adelante en esta vida mientras pueda; me permitiré a mí mismo tiempo para dormir; confiaré en él lo suficiente para tomarme un día libre a la semana; me dedicaré a mis amistades y no seré un ermitaño orgulloso; recibiré con alegría el descanso interior que él me ofrece. Serviré al Señor Jesús con un fervor alegre y tranquilo, con toda la energía que él me concede, pero no con esfuerzos ansiosos, ni con ambiciones egoístas, ni con el deseo de recibir los elogios de la gente, ni con ninguna de las otras motivaciones horribles que destruirán mi alma. Que Dios me ayude