Me gusta gustarle a los demás y les doy el yo que quieren. Me gusta llevarme bien con la gente. ¡Oh, no! Denúnciame a la policía de la autenticidad para que pueda pagar por mis delitos.
—Es más fácil así, ¿no?
—¿El qué?
—No mostrarle nunca a nadie quién eres en realidad. —Me observa con calma. Con paciencia. Bajo la tenue luz de la sala, sus ojos se ven completamente oscuros. De vez en cuando se oye pasar algún coche, pero el tráfico aquí ni de lejos es tan molesto como en mi casa—. Así, si algo sale mal, si alguien te rechaza, la cosa no va contigo, ¿verdad? Cuando eres tú misma es cuando estás más expuesta. Te vuelves vulnerable. Pero si te contienes… Perder una partida siempre da pena, pero saber que no has jugado tus mejores cartas lo hace soportable.