Rocky Waters había conocido a Sarah Jones cuando esta no era más que una tímida adolescente. Ahora el escándalo había seguido a la hija del senador hasta Carolina del Norte y Rocky debía avisarla de lo que se le avecinaba.
Sarah protegía su intimidad a capa y espada, así como al pequeño que estaba criando en secreto. Pero Rocky estaba empeñado en ayudar a aquella encantadora viuda que provocaba en él una inusual ternura… además de muchos otros sentimientos…