Creo que, cuando te vuelves a enamorar, renuncias un poco a la persona que amaste antes; solo un poco. Pero no borra nada. No cambia lo que viviste. Ni siquiera lo dejas tan atrás que no puedas recordarlo al instante, como si se tratara de un libro que leíste hace mucho tiempo y tuvieras que leerlo de nuevo.