El ser latinoamericano ha existido, existe y existirá fermentándose siempre en nuestra cotidianidad sensible, pues no hay identidad sin cercanía material, sin objetos queridos, sin lugares amados, sin espacios habitados, sin autorreconocimiento estético.
Partiendo de este convencimiento, nos hemos arriesgado con el presente trabajo a responder por fin la esquiva pregunta heideggeriana: ¿qué es el ser?… Sin lugar a duda, ¡el ser es “lo sencillo”!
Solo basta con internarnos en “El camino en el campo” para develar, desde un diálogo muy propio con Heidegger, que el ser es la relación sublime del hombre con todo aquello que cuida, protege, mantiene, ama y habita.