M e está empezando a estresar que dudes de mí todo el tiempo, y he estado pensando cómo demostrarte que sólo te quiero a
ti. —Deja de hablar un momento, niega con la cabeza y suspira—. ¿Sabes qué? A la mierda todo. No te quiero. Te necesito.
—¿M e necesitas? —repito.
—Te necesito —confirma, asintiendo con la cabeza—. Te necesito porque eres una de las pocas personas en las que confío. Te necesito porque tú me viste como
solía ser y aun así te quedaste conmigo. Te necesito porque estoy enamorado de ti, Eden, y no tengo ni idea de cómo podré dejar de quererte.