Performers y performensos asumen el debate televisivo como un “dispositivo” diseñado y aplicado por los medios de comunicación privados, que actúan en el marco de las posibilidades que permiten las “relaciones de poder”3 de nuestro sistema político. Desde la perspectiva de Foucault (1991) el debate crea un “medioambiente” en el transcurrir de las campañas, que se acopla a las subjetividades impuestas por el liberalismo económico, a través de la puesta en práctica de tecnologías de información y entretenimiento.