De igual manera que mi padre murió por porciones, ahora yo caía en el sueño por partes, una cada vez. Primero fue la memoria, que cayó en abismo, inexistiendo; como si el mar enseñara a dormir, por fin, a mis recuerdos; como si mi vida aceptara el supremo convite y fuera saliendo de mí en eterna danza con el mar.