Al Avemaría le ocurre como al Padrenuestro: mientras más profundizamos en ella, más se enriquece nuestra relación con la Virgen y mejor oramos. Sus frases están traspasadas por el don de Dios. El Avemaría tiene dos grandes partes: 'Dios te salve María…' y 'Santa María…'. La primera brota de la Sagrada Escritura y la segunda de la fe de la Iglesia. Y cada una puede dividirse en otras dos. El 'Dios te salve' arranca con el saludo de Gabriel, por un lado, y las palabras de Isabel, por el otro. Y en el 'Santa María', tras confesar la santidad y maternidad de la Virgen, se le ruega que interceda por nosotros pecadores.