En Las mujeres sabihondas, Moliere vuelve a ensañarse con lo que el consideraba uno de los peores males de su tiempo: la hipocresia. En este caso, el foco esta puesto en los falsos intelectuales, personajes jactanciosos que alcanzaban con facilidad el prestigio y el reconocimiento pero que, bajo la superficie de sus escritos, solo ostentaban afectacion y engreimiento.