Elizabeth despierta la mañana siguiente a la celebración de su decimoctavo cumpleaños en el yate de sus padres y hace un descubrimiento aterrador: su propio cadáver flota enganchado a la quilla. Sin tiempo para poder digerir qué está pasando, la protagonista se da cuenta de que no está sola. A su lado se encuentra Alex, el marginado del instituto, que murió atropellado por un conductor que se dio a la fuga. Ahora Elizabeth comparte con alguien a quien jamás se dignó a mirar a la cara ese confuso territorio entre la vida y la muerte. Juntos por primera vez, y unidos por la necesidad de comprender sus respectivas tragedias, los jóvenes recorrerán el pasado y el presente y desvelarán lo que el otro no se atreve a confesarse a sí mismo.