Capítulo quince
Terminamos el día en un lugar llamado Grassmarket.
Por supuesto, no hay césped ni rastros de ningún mercado. Solo un amplio parque seco rodeado de tiendas y pubs. El castillo se cierne detrás de los edificios como un inquietante centinela, pero el parque en sí es agradable, espacioso y abierto.
Esto no está tan mal, pienso, justo antes de que mi madre me cuente que solía ser un sitio donde se realizaban ejecuciones. ¿Por qué habría de sorprenderme