Tampoco sintió lástima por el círculo vicioso en que se había convertido su vida desde que entró a trabajar; ni por su soledad, falsa libertad de soltero. Tal vez, consideró, todo era mucho más sencillo de lo que había imaginado; quizá bastaba con comenzar de nuevo, darse otra oportunidad, incluyendo la de escribir. Y para ello no tenía que asistir a ningún taller.